Han pasado un mes y tres semanas, desde que el señor Marvin Guzmán Sarau vio como las llamas del fuego acabaron con su tapicería “Karen”, y vivienda en la colonia centro de Coatzacoalcos.

Apenas hace 15 días regresó al lugar en donde todavía se percibe el olor a quemado y se observan las paredes y algunas pertenencias negruzcas por el fuego.

“Hace 15 días empecé a trabajar, ya me cayeron unos clientecitos, estamos haciendo una sala ya unos asientos para un auto”, señaló.

Don Marvin de 76 años de edad y 45 años de ejercer la tapicería, ha comenzado a trabajar, sin embargo, económicamente y emocionalmente está desolado, le llegan a su mente los recuerdos de ese trágico 5 de agosto cuando en cuestión de segundos lo perdió todo.

Hay días en que gana mil 500 pesos, otros 3 mil o 5 mil pesos, dependiendo los trabajos.

“Sentí una desolación completa, porque es volver a empezar de nuevo, ahí vamos poco a poco, tuve un poco de apoyo de la gente, de mis clientes, de mis amigos que me apoyaron económicamente”, dijo.

Para su taller, la ciudadanía le entregó dinero y con ello compró algunas láminas de zinc, su hijo le dio una máquina industrial de tapicería, y algunos conocidos le donaron pintura, herramientas: pinzas de presión, de corte, desarmador, principalmente.

Mientras que para su casa, le regalaron una cama, refrigerador, mesas y sillas para su comedor, así como otros enseres domésticos.

La puerta principal de la tapicería está amarrada con unos alambres y madera, requiere de una nueva para darle mayor seguridad al inmueble.

ESE TRÁGICO 5 DE AGOSTO

Un cortocircuito en las instalaciones eléctricas del taller, acabó con el inmueble.

Elementos de Protección Civil y Bomberos, llegaron para sofocar la conflagración; fue el único día que estuvieron en el sitio, en los siguientes días del siniestro le entregaron una constancia, fue todo.

Se quemaron las láminas de asbesto, paredes, tres máquinas industriales en donde costura los trabajos que le encargan sus clientes, compresor para pistolas neumáticas, incluso algunos muebles que ya estaban listos para entrega, fueron consumidos por el fuego.

En la parte de atrás, Marvin tiene su casa, que también fue arrasada por las llamas, perdió refrigerador, estufa, televisión, comedor, cama, ropa, sala, y mucho más pertenencias.

“No había nadie, salimos a entregar un trabajo temprano cuando regresamos, ya encontramos cenizas, según fue un cortocircuito en los medidores en el taller”, refirió.

Recordó que en una ocasión ya habían cambiado la pastilla de la instalación eléctrica, debido a que había variaciones en la energía.

“Se bajaba la luz o se iba de momento, pero no pasaba a más venía un eléctrico y lo componía”, explicó.

Después del cortocircuito, un eléctrico particular rehabilitó provisionalmente la instalación, por lo que el riesgo sigue siendo latente.

Tiene que cambiar completamente el cableado eléctrico, que le cuesta a Marvin alrededor de 8 mil pesos.

“Estoy trabajando para poder juntar para el eléctrico porque me cobra 8 mil pesos la instalación”, contó.

CREÍ QUE PERDÍA MI TRABAJO: COSTURERA

La señora Trinidad Ávalos Domínguez tiene 11 años trabajando en la tapicería con don Marvin; el día de la tragedia, ella lo acompañó a entregar un trabajo, y cuando regresaron vieron las llamas.

“Salimos a entregar unos muebles, nos espantamos, en minutos ya estaba esto ardiendo me puse triste porque no sabía adónde iba a trabajar, gracias a Dios me acomodé con el hijo de don Marvin, que también es tapicero”, comentó.

Trinidad, ayuda en la costura y en el forro de los muebles, nunca dejó solo a don Marvin, nuevamente retornaron al taller para continuar con lo que lo más les gusta hacer: la tapicería.