Aunque con el paso del tiempo la tradición ha perdido interés entre las nuevas generaciones, pequeños grupos de niñas y niños aún recorren las calles de Villa Cuichapa para pedir su “aguinaldo”, entonando las rimas de la tradicional rama, una de las expresiones más representativas de la temporada decembrina en Veracruz.
“Ya llegó la rama, ya estamos aquí, aquí está la rama que les prometí; naranjas y limas, limas y limones, más linda la Virgen que todas las flores”, se escucha cantar a los menores, quienes con entusiasmo visitan casas y comercios, llevando consigo un ambiente de alegría y a su vez de nostalgia.
La rama, adornada con cola de gato, esferas, farolitos, globos y series de luces, es paseada por distintos puntos de la localidad. Cada canto es una invitación a conservar una tradición que, durante décadas, formó parte esencial de las celebraciones previas a la Navidad en los pueblos veracruzanos.

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Hay que mencionar que la tradición de la rama tiene su origen en la época colonial, cuando las celebraciones navideñas se mezclaron con costumbres indígenas y españolas. Se considera una adaptación popular de los villancicos, en la que niñas y niños recorrían las calles portando una rama de árbol adornada, símbolo de la vida, la esperanza y el nacimiento de Jesús.
El recorrido casa por casa representa la convivencia comunitaria y la solidaridad, ya que a cambio de los cantos se entregaban dulces, frutas o algunas monedas, conocidas como “aguinaldo”.
De esta manera, la rama no solo era una manifestación festiva, sino también un medio para fortalecer los lazos sociales entre vecinos.
Una tradición que resiste
Entre las personas adultas, resulta especialmente emotivo observar que aún existen madres y padres que inculcan este tipo de tradiciones a sus hijos, con el objetivo de mantenerlas vivas frente a los cambios sociales y tecnológicos.
Muchos recuerdan que años atrás era mucho mayor el número de grupos de jóvenes que, con gran dedicación, ensayaban las rimas y decoraban con esmero sus ramas, recorriendo prácticamente toda la comunidad.
Hoy, aunque en menor medida, la rama sigue viva, preservandose así las raíces veracruzanas.


