“Tras consultas sobre seguridad, el primer ministro Netanyahu ha ordenado a la cúpula militar realizar de forma inmediata ataques contundentes en la Franja de Gaza“, rezaba el comunicado a media tarde de la oficina del jefe de Gobierno de Israel tras una reunión marcada por las informaciones de un ataque armado contra sus tropas en el sur de la Franja de Gaza y la entrega en la noche anterior de los restos de un rehén israelí que en realidad pertenecían a un secuestrado cuyo cadáver fue recuperado por el Tsáhal hace casi dos años.
“El grupo terrorista Hamas pagará un alto precio por atacar a los soldados del Tsáhal y violar el acuerdo para la devolución de los rehenes caídos”, ha reaccionado el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, que define los disparos contra sus fuerzas como “claro traspaso de una línea roja”. Poco después, fuentes gazatíes confirmaron una oleada de ataques aéreos incluyendo en la Ciudad de Gaza.
Tras aceptar el alto el fuego diseñado por el presidente estadounidense, Donald Trump y vigente a duras penas desde hace casi dos semanas, Israel y Hamas intercambian mutuas y esperadas acusaciones de romperlo. Mientras y como si fuera un universo paralelo, una coalición internacional intenta apuntalar la frágil tregua para pasar de la primera a la segunda fase.
Si la primera se está demostrando como muy difícil, la segunda lo es aún más ya que obliga a Hamas a entregar el control de la Franja de Gaza -algo que ya aceptó con algunas condiciones- y de las armas -se niega con ambigüedades- hasta “que acabe la ocupación de Palestina”- a cambio del repliegue militar israelí y la constitución de un ente palestino bajo auspicio internacional que empiece a trabajar en la enorme y costosa reconstrucción del devastado enclave.
Como botón de muestra del papel de supervisor absoluto de la tregua, Estados Unidos ha sido avisado de antemano de las “medidas de respuesta” incluyendo bombardeos ante lo que define como “constantes violaciones del acuerdo de tregua y abuso psicológico de las familias de los rehenes”. “No podemos hacer todo lo que deseamos contra los terroristas”, afirman fuentes israelíes confirmando la necesidad de recibir la luz verde de la Casa Blanca cuyo inquilino sigue determinado a mantener un alto el fuego convertido en gran baza de su política exterior en Oriente Próximo.
En respuesta a los ataques aéreos israelíes, Hamas anunció que no efectuará la entrega de un nuevo rehén que había anunciado para esta noche. De esta forma, el número de rehenes sigue siendo 13 tras la vuelta de 20 con vida y 15 cadáveres desde el fin de la guerra. A cambio, Israel excarceló 250 presos palestinos con cadenas perpetuas y 1700 gazatíes detenidos desde el ataque del 7 de octubre del 2023.
“Aplazaremos su entrega, prevista para hoy, debido a las violaciones de la ocupación”, declaró el brazo armado de Hamas en su cuenta en Telegram. Según las Brigadas Al Qassam, “cualquier escalada” de su enemigo dificultará la búsqueda, excavación y recuperación de los cuerpos advirtiendo que ello retrasará la recuperación de los cadáveres.
Mientras Hamas alega desde el inicio del alto el fuego que no tiene capacidad por sí sola de encontrar los restos de los rehenes aun en cautiverio en zonas bajo las ruinas dejadas por la masiva ofensiva militar tras el 7-0, Israel denuncia que “miente descaradamente con el objetivo de retrasar su entrega.


