La Comisión Europea trató de defender este jueves que mantiene contactos fluidos con la Administración de Donald Trump después de que se cancelara en el último minuto una reunión prevista entre la jefa de la diplomacia comunitaria, Kaja Kallas, y el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio.

La alta representante de la UE para Asuntos Exteriores ya estaba en Washington cuando se conoció la noticia de que el encuentro se había cancelado por “problemas de agenda“. El desaire dejó a Kallas sin la que debía ser la reunión de más alto nivel de su visita de dos días a la capital.

Ni la UE ni Estados Unidos han explicado la naturaleza del problema de agenda. El miércoles, Rubio asistió a la primera reunión del Gabinete organizada por Donald Trump, durante la cual el presidente estadounidense lanzó una nueva diatriba contra el bloque.Expand article logo  Continuar leyendo

“Miren, seamos honestos, la Unión Europea se formó para joder a Estados Unidos“, dijo Trump a los periodistas. “Ese es su propósito, y han hecho un buen trabajo. Pero ahora soy presidente”. Trump anunció entonces su intención de imponer aranceles del 25% a los productos fabricados en la UE, “en términos generales”. La Casa Blanca aún no ha publicado formalmente su decisión al respecto.

Dudas sobre la viabilidad de unas relaciones armoniosas entre Bruselas y Washington

Los acontecimientos consecutivos (la cancelación de la reunión Kallas-Rubio y el anuncio de aranceles elevados) arrojan dudas sobre la capacidad de la Comisión para desarrollar una relación que funcione con la nueva Casa Blanca y su voluble inquilino. La afirmación de Trump de que ama “a los países de Europa”, pero está resentido con la UE como organización, corre el riesgo de dejar de lado al Ejecutivo comunitario y fomentar las divisiones entre los Estados miembros. Hungría ya se ha posicionado como firme partidaria de Trump.

El hecho de que los aranceles se anunciaran una semana después de que Maroš Šefčovič, comisario europeo responsable de Comercio, visitara Washington y se reuniera con sus homólogos para aliviar las tensiones comerciales refuerza aún más la impresión de deterioro de los lazos.

El Ejecutivo comunitario resalta que los contactos de alto nivel con Washington han sido “continuos”

A pesar de los reveses públicos, la Comisión insiste en que su compromiso con el otro lado del Atlántico ha sido hasta ahora “bueno” y “positivo”. “Los contactos políticos de alto nivel entre la Comisión y la contraparte estadounidense han sido continuos desde la Administración Trump, incluso en las semanas anteriores”, dijo este jueves Arianna Podestà, portavoz jefe adjunta de la Comisión.

“El aspecto importante es que estos contactos están teniendo lugar y se están centrando en lo que más importa a los ciudadanos europeos (y) a las empresas europeas”, añadió Podestà. “Las razones para estar en contacto son numerosas, ya sean económicas, geopolíticas, y seguimos comprometiéndonos en todas. Y esto es positivo en sí mismo”.

Podestà confirmó que Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión, no se había reunido ni hablado con Trump desde su investidura en enero. Ambos líderes participaron en una llamada del G7 a principios de esta semana, mientras ella se encontraba en Kiev con otros líderes occidentales.

Von der Leyen se reunió con el vicepresidente de Trump, J.D. Vance, en París pocos días antes de que este viajara a la Conferencia de Seguridad de Múnich y pronunciara un duro discurso contra la democracia y la libertad de expresión europeas. La denuncia de Vance se produjo poco después de la llamada telefónica de 90 minutos entre Trump y Vladímir Putin, que marcó el inicio de las negociaciones para poner fin a la guerra en Ucrania. La llamada cogió desprevenidos a los europeos y provocó un aluvión de reuniones de urgencia. Los 27 líderes de la UE tienen previsto reunirse el 6 de marzo en una cumbre extraordinaria.