Si algo ya no nos sorprende como sociedad, es enterarnos de cada estulticia que suelen decir y hacer muchos políticos, que por más que nos irriten e indignen, terminan desafortunadamente diluyéndose entre la indiferencia social y la caducidad mediática, está última supeditada a la saturación de acontecimientos que nos llegan digitalmente. Aun así, la reincidencia de tan reprochables conductas políticas, ha ido poco a poco consolidando la actual desafección política que nos embarga, la cual a estas alturas no hace distinción sobre la ideología o militancia de quienes las protagonizan. Este escenario nos reafirma que en el ámbito político, las palabras y las conductas rara vez coinciden plenamente, sobre todo ahora que el cinismo ya no se oculta, y hasta parece que hay quienes lo usan como estrategia para mantenerse vigentes.

De lo anterior hay casos muy ilustrativos, tanto en el escenario local, como a nivel nacional e incluso internacional, lo que nos demuestra que más allá de las fronteras y regímenes  de gobierno, la política es una actividad que así como puede dignificar y dar prestigio, también demerita y saca a relucir lo negativo de la condición humana, cuyo factor común es la ambición de poder.

Así es como la hipocresía y el cinismo de la clase política, han quedado de manifiesto con las actitudes y declaraciones que les hemos estado viendo y escuchando, y que han puesto en el ojo del huracán a muchos de ellos, sobre todo a prominentes figuras del partido en el poder. Y es que ya no es sólo el tan sonado escándalo del senador Adán Augusto López, a quien por más que hasta la misma Presidenta Sheinbaum insista en protegerlo (no tanto por iniciativa sino por encargo), el cinismo del ex secretario de Gobernación ha llegado a un nivel tal, que la necesidad de un deslinde se ha vuelto una exigencia entre la militancia de Morena.

Por si ello fuera poco, están también los casos del senador Fernández Noroña y el diputado Ricardo Monreal. En ambos personajes, la hipocresía a trascendido también a un cinismo tan descarado, donde parece que ya ni les importa guardar la mínima fachada de rectitud. Lo que vemos en ellos es la exhibición de un cinismo como muestra de poder. Y es que resulta hasta irrisorio escuchar a Noroña decir que él no tiene por qué dar explicaciones, cuando se le cuestiona sobre el uso que hecho de aviones privados como parte de sus asambleas informativas por el país. “No hay nada que transparentar porque no usé recursos públicos, así que digan lo que digan voy a seguir recorriendo el país”. Estas declaraciones del polémico senador no sólo desataron críticas y preguntas, empezando por  el contenido y trascendencia de sus informes. También ha quedado exhibida su indisciplina ante el llamado de la Presidenta Sheinbaum, quien pidió a sus correligionarios “ser austeros y comportarse con humildad, a fin de dar el ejemplo de honestidad y cercanía con el pueblo”. 

Y como si libre de pecado estuviera facultado para aventar la primera piedra, Ricardo Monreal le espetó una lección de moral a Noroña, diciéndole que “hay que ser responsables, y que será la gente quienes tendrán que valorarlo, por lo que aconsejó, “hacer caso de la Presidenta de la República, quien nos ha convocado a actuar con responsabilidad”. Un descarado cinismo, pues, de un político como Monreal, que además de mantener un coto de poder familiar en Zacatecas, ha sido últimamente exhibido por sus vacaciones en Europa y por su predilección en el uso de helicópteros para sus trayectos. Seguramente que Monreal, así como cuando usó en su defensa aquellas palabras de “todos tenemos derecho a pasear”, tendrá otra salida cargada de hipocresía, para tratar de justificar la presencia de su hija, quien anduvo en el Fashion Week de París. María Monreal fue invitada por una casa de modas de super lujo por ser de las mejores clientas, hospedándose en el hotel Sofitel, donde cada noche cuesta la nada insignificante cifra de 22 mil pesos.

EL DESEPERADO PROTAGONISMO DE SERGIO TORRES Por último y siguiendo con el mismo tema, pero ahora en el ámbito político local, tenemos también las constantes declaraciones del diputado local, Sergio Torres, quien sin la más mínima autoridad moral, pretende erigirse ahora como una voz creíble en temas de honestidad y transparencia. Mala estrategia la del diputado, de buscar los reflectores usando el tema de la UAS, lo cual es visto como una estrategia desesperada para mantenerse políticamente vigente. Es así que además de su intento por demeritar una iniciativa tan necesaria y de tan amplio consenso, como lo es el proyecto de reingeniería, que por cierto ayer fue respaldado por la gran mayoría de universitarios; las declaraciones del legislador emecista sólo develan protagonismo e hipocresía. Y es que la desconfianza social que arrastra Sergio Torres, no puede estar más que justificada, si consideramos todos los señalamientos de desaseo administrativo y gastos inútiles que rodearon su gestión como alcalde de la capital,  Por todo ello, la frase que más viene al caso ante tanto cinismo político, es aquella de que “para tener la lengua larga, hay que tener la cola corta”.