Como parte de la centésima primera Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, la diócesis de Coatzacoalcos, a través de la dimensión de la movilidad humana de la Pastoral Social, llevó a cabo el Jubileo de Migrantes y Refugiados.

La actividad fue coordinada por el asesor diocesano de la Pastoral Social, el presbítero Joel Ireta Munguía y se desarrolló este sábado 4 de octubre en las instalaciones de la Casa del Migrante, ubicada bajo el puente de la avenida Uno.

“Se busca la participación de migrantes, fieles católicos y agentes de pastoral de las distintas parroquias de la diócesis de Coatzacoalcos, con el objetivo de generar un espacio de encuentro y oración”, destacó que este tipo de actividades permiten fortalecer la solidaridad con quienes se encuentran en tránsito.

Durante el encuentro, el padre Joel Ireta Munguía destacó que la acción está encaminada a reconocer a las personas migrantes y refugiadas como misioneras de la esperanza y la paz, llamadas a tender puentes y renovar comunidades con su valentía y su fe en la búsqueda de lograr sus sueños de mejores condiciones de vida”, comentó.

En la Casa del Migrante se atienden a personas de distintas nacionalidades que llegan a la ciudad. Tan solo en el mes de septiembre se registró un total de 275 migrantes que recibieron apoyo en el albergue.

Entre los datos proporcionados, se informó que las personas atendidas provenían de países como Honduras, El Salvador, Guatemala, Venezuela, República Dominicana, Cuba y otros más.

De este total, 27 fueron mujeres y 10 niños, quienes recibieron alimentos, hospedaje y acompañamiento espiritual.

En el marco del Jubileo, también se elevó una oración especial.

“Pedimos a Dios por todos los paisanos que viven en Estados Unidos y por la ayuda solidaria para estar con ellos como siempre, como buenos mexicanos”, se destacó durante la ceremonia.

Finalmente, el presbítero subrayó que la celebración busca reforzar la importancia del rescate de la dignidad humana.

“Los migrantes son nuestros hermanos, y acompañarlos en su paso es también una misión de fe y de humanidad”, puntualizó.