La importante decisiónde Estados Unidos de permitir que Ucrania dispare misiles de largo alcance más profundamente dentro del territorio ruso ha complicado un posible deshielo diplomático occidental con Rusia mientras decenas de líderes mundiales se reúnen esta semana.

La decisión del domingo fue vista por muchos líderes occidentales como una forma de mejorar la posición de Ucrania para un éxito militar antes de un cambio en el liderazgo estadounidense, con el presidente electo entrante Donald Trump escéptico sobre la continuidad de la ayuda que EE.UU. da a Kyiv.

Pero también complicó las negociaciones diplomáticas en las que deben participar los líderes que asisten a la cumbre del G20 mientras navegan por las complejas dinámicas geopolíticas del bloque. En medio del meditado cambio de estrategia, el presidente de EE.UU. y su equipo evitaron a Sergey Lavrov, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, en Río. Lavrov está en la cumbre en lugar del presidente Vladimir Putin.

Y los horarios cruzados de Biden y Lavrov implicaron que no fueron fotografiados juntos en las imágenes con otros líderes mundiales.

Además, la inminente presidencia de Trump ensombreció casi todas las discusiones sobre el conflicto de Ucrania en la cumbre. Los líderes en la cumbre son muy conscientes de las opiniones de Trump hacia la guerra, pero no están muy seguros de cómo eso se plasmará políticamente una vez que asuma el cargo.

No está claro, por ejemplo, si Trump mantendría la decisión de Biden de permitir a Ucrania las armas de largo alcance, algo que los líderes de la OTAN habían estado alentando durante meses. El asesor de seguridad nacional entrante de Trump, el representante de Florida Mike Waltz, cuestionó la decisión en una entrevista el lunes.