En los cruceros más transitados de Coatzacoalcos, entre el sonido de los motores y el ir y venir de los automovilistas, dos figuras coloridas comienzan a robar miradas y sonrisas.
Se trata de Coro Pelonete y Melodía, una pareja de payasos que ha encontrado en las calles un escenario improvisado para compartir su talento y, al mismo tiempo, ganarse la vida con dignidad y alegría.
A diferencia de los malabaristas vestidos de civil que suelen presentarse en los semáforos, ellos optaron por conservar su identidad circense.
Con narices rojas, pelucas y trajes llenos de color, desafían la rutina urbana y la prisa de los conductores.
“Considero que hacemos un poco la diferencia, como estamos vestidos de payasos, normalmente eso no se ve, puros malabaristas, de civil, la gente nos ve un poco de colores y sí, como que nos responde gracias a Dios”, contó Coro Pelonete.
SU DECISIÓN DE LLEVAR EL CIRCO A LAS CALLES NO FUE CASUAL
Detrás de cada actuación hay una historia de esfuerzo y necesidad.
“La necesidad económica, es una manera en la que generamos una moneda, un cambio para sustentar los gastos del hogar, escuela, comida, también nos sirve para practicar nuestros malabares, vamos mejorando cada día”, explicó el payaso.
Melodía, su compañera de risas y escenario, se encarga de recorrer los autos con una sonrisa que ilumina incluso los días más grises.
Asegura que lo más valioso de su trabajo no siempre es el dinero, sino la conexión con la gente.
“Es muy bonito, porque hay muchas personas que luego nos dicen, ‘sí quiero cooperarte, pero ahorita no tengo’. Es bonito, porque por lo menos te regalan una sonrisa, y te quedas con la idea de que tuvieron la intención”, relató.
Hay lugares donde el aplauso y la cooperación fluyen con facilidad, y otros donde la indiferencia pesa más que el calor del pavimento.
“Hay semáforos en los que te cooperan muy bien, y hay algunos en los que no, es como una balanza, es un trabajo en el que, si tú vienes seguro, te vas a llevar para la comida del día, eso que ni qué”, añadió.
NO TODO ES COLOR Y DIVERSIÓN
También enfrentan momentos difíciles mientras trabajan entre autos y tráfico.
“Malas experiencias, hace como 20 días, estábamos trabajando en el semáforo de la 143 y pasó un accidente enfrente de nosotros, un carro aventó a un muchacho, le quebró la pierna, algo muy feo”, recordó.
Aun así, Coro Pelonete y Melodía continúan cada día, llevando su arte a los semáforos con la esperanza de cambiar la rutina por unos segundos de alegría.
Con cada acto, que realizan en el crucero de avenida Universidad y Náhuatl a la altura de la colonia Fovissste, demuestran que el espíritu del circo puede brillar incluso en medio del asfalto, recordando que detrás de cada sonrisa pintada, hay una historia de lucha, talento y esperanza.
JULIO ESCOBAR / IMAGEN DEL GOLFO