Mucho mejor que en los últimos dos convulsos años, pero lejos del enorme potencial de Belén que lucha para no quedarse en postal de Navidad. Ésta es la sensación de la minoría cristiana en la pequeña villa donde desean que estas fechas caracterizadas por la calma marquen el inicio de la recuperación económica tras una larga sequía turística causada primero por el coronavirus y después por la guerra en la Franja de Gaza y sus efectos.
“En nuestra tienda solían trabajar al menos 15 personas y estábamos ocupados los 365 días del año. Desafortunadamente, como tú mismo ves, hoy somos muchos menos”, lamenta Johnny Canavati en su tienda de souvenirs en la ciudad donde la tradición cristiana sitúa el nacimiento de Jesús.
Este conocido cristiano de Belén describe de forma tan precisa como triste la mejora de la situación a raíz del alto el fuego en Gaza: “En los últimos años, teníamos la tienda cerrada y ahora está abierta y al menos nos sentamos y tomamos café esperando clientes”. Mientras espera, intenta contagiarse de optimismo: “Según nos han dicho agencias de tours de turismo, en febrero del próximo año las cosas funcionarán un poco mejor de nuevo”. Y aporta su granito de arena para atraer visitantes al señalar a este diario que “Belén siempre es segura. Yo tengo 71 años y te puedo decir que se está bien en Belén, no hay quejas. Es la ciudad de David, el lugar donde Cristo nació, es intocable”.
En esta localidad palestina situada en Cisjordania, el alivio por la tregua aunque sea peligrosamente frágil en la Franja de Gaza se entremezcla con la decepción porque los peregrinos no han vuelto en masa a Tierra Santa. “En los últimos dos años se puede decir que no hubo festividad de Navidad en Belén. Este año, sí que por ejemplo vemos turistas aunque no muchos”, cuenta Ibrahim Hanania acompañado por su esposa Marlen y dos nietas en la salida de la Basílica de la Natividad y antes de llegar al enorme árbol de Navidad que vuelve a lucir en la Plaza del Pesebre por primera vez desde 2022.
“Estamos contentos de que haya tregua en Gaza. A nadie le gusta ni quiere la guerra. No es buena para los palestinos ni para nadie”, añade este artesano que tiene un hijo en Zaragoza. Como su padre, Hanania fabrica productos de madera para vender especialmente en estas fechas. O intentarlo.
El turismo constituye alrededor del 80% de la economía de Belén. “Yo vengo cada Navidad y la verdad es que aquí estamos muy bien”, afirma la ucraniana Ira acompañada por tres amigas y compatriotas que como ella trabajan en Israel. En este país, dicen, la situación es mucho mejor que en Ucrania donde, casi cuatro años después del ataque ruso, el presidente estadounidense, Donald Trump, no ha logrado imponer un alto el fuego como hizo en octubre entre Israel y Hamas.
El nombre de Trump surge en la conversación con Bishara que en otros tiempos era un ocupado guía turístico. Dado que israelíes y palestinos confían cada vez menos en sus propios líderes, le pregunto si confía en el presidente estadounidense. La respuesta es inmediata. “Sí, porque hace la paz en todo el mundo. Es el único que puede traer la paz aquí. Es fuerte y puede presionar”.
“Pese a todo, yo soy optimista de que habrá paz. Jesús vino a ser el Príncipe de la Paz pero lo llamo el Rey de la Paz. Los reyes se coronan con oro y diamantes, pero él era un rey distinto. Su corona llevaba como joya una cruz. Su paz era su poder, y a través de ella trajo salvación. Él es fuente de inspiración para toda la Humanidad”, comenta el religioso, guía y compositor, Kevin D’Sousa. Procedente de la India y casado con una palestina de una familia de origen salvadoreño, vive en Tierra Santa desde hace 27 años. “En Belén, el Mesías nació y nuestra redención empezó”, asegura cerca de la pequeña entrada de la Gruta de la Natividad a la que bajan varios fieles para elevar sus rezos y afianzar su fe.
En la superficie, el alcalde Maher Nicola Canawati reivindica la seguridad de la ciudad y abre la puerta a los visitantes. “Estamos preparados para recibirlos. Belén debe ser centro de turismo y peregrinación“, declara mostrando solidaridad y apoyo a “nuestra gente en Gaza que es nuestra gente”.
Las declaraciones, las tiendas, el ambiente y el gran árbol confirman que se trata de la primera celebración navideña pública desde el 2022. Aunque su situación es infinitamente mejor que en el ente controlado por Hamas, los palestinos tampoco tenían mucho que festejar en Cisjordania, territorio ocupado por Israel en la guerra del 67 y bajo gobierno de la Autoridad Nacional Palestina.
Antes de su tradicional entrada para la Nochebuena en Belén y tras su visita hace unos días a la Franja de Gaza para reunirse con la pequeña comunidad cristiana formada por casi 600 personas y celebrar una “Navidad anticipada”, el Patriarca Latino de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa envió un mensaje desde Jerusalén: “Sabemos que todos los problemas, ya sean políticos, sociales, económicos, espirituales, etc., siguen presentes, pero también es importante tener este respiro de todo el dolor y disfrutar de la Navidad”.
La tregua es el gran aliado del sector turístico que en 2023 tenía ambiciosos planes en Belén. Pero el ataque de Hamas del 7 de octubre de ese año contra Israel, la posterior ofensiva israelí devastando amplias zonas de la Franja de Gaza y la escalada regional provocaron la anulación de las reservas que habían llegado tras la pandemia.
El estado de ánimo de Belén depende en gran parte de lo que sucede en el resto de la inestable Cisjordania y la vecina Jerusalén, pero también a unos 70 kilómetros (Gaza), a más de 400 kilómetros (Líbano) y unos 2.000 kilómetros (Irán).
Volvemos a Johnny. O como él dice con orgullo, Juan de Belén. Su ceño se frunce cuando pregunto por la situación de los cristianos en la ciudad. “Por falta de trabajo, en el pasado se iban miembros de una familia cristiana. Ahora lamentablemente se van familias enteras. Belén depende de los turistas y cuatro años sin trabajo es una catástrofe para la gente”, comenta.
“Digo a todos los cristianos en el mundo que vengan a visitar el lugar de nacimiento de Jesús. Que venga a ayudar a los cristianos de Belén”, concluye en su mensaje navideño mientras espera clientes en su tienda.

