El Paseo de la Alegría 2025 llegó a su final dejando una estampa difícil de superar: calles abarrotadas, música para todos los gustos y, lo más importante, un ambiente de paz que demostró que los hidrómilos saben divertirse sin perder la cabeza.
Luego de los recorridos realizados el viernes y sábado pasados, el broche de oro lo pusieron dos conciertos que encendieron los ánimos de la juventud y de toda la población en general.
El Parque Central, ahora completamente iluminado, fue el epicentro de la fiesta, y sus alrededores —incluyendo la plazoleta principal— se vieron colmados por miles de visitantes, tanto locales como foráneos.
Lo que verdaderamente merece un aplauso es que, pese a la alegría, el colorido y la abundancia de comida y bebida, el evento transcurrió sin pleitos, disturbios ni incidentes lamentables. Sí, hubo consumo de alcohol, como en todo carnaval que se respete, pero la civilidad y el respeto prevalecieron.
VIGILANCIA
Una vigilancia discreta de las corporaciones policíacas fue suficiente: no hubo necesidad de intervenciones ni correcciones de último minuto.
Hombres, mujeres, niños y adultos mayores convivieron en una fiesta que fue, literalmente, para toda la familia. Música, antojitos, diversión y un ambiente de comunidad que hacía años no se veía en Agua Dulce.
Esta edición del Paseo de la Alegría no solo será recordada por su organización y esplendor, sino también porque dejó claro que la cultura hidrómila ha madurado: hoy celebra con entusiasmo, sí, pero también con orden y respeto. Así, Agua Dulce demostró que puede gozar de la vida sin perder la compostura.
Y eso, en estos tiempos, es motivo de orgullo.