En el año 2004, el ingeniero Hugo Bastan concibió un proyecto único en Tuxpan: un restaurante flotante que conglomeraba la gastronomía, el diseño y el paisaje. Para definir su identidad, reunió a un grupo de diseñadores y mercadólogos locales, de donde nació el nombre “El Atracadero”, propuesto por Gabriel de Luna, reconocido creativo de la región. El concepto buscaba dar a los tuxpeños un espacio donde pudieran disfrutar del río sin abandonar la ciudad.


El corazón de madera y luz


Inaugurado en el año 2007, El Atracadero encantó por su cálida atmósfera, dominada por la madera barnizada, los manteles escoceses, así como la iluminación que se reflejaba en el agua. El ambiente era elegante y acogedor: meseros impecables, aromas de paella y mariscos, y una terraza con una hermosa vista al malecón que hacía sentir que el restaurante respiraba con el río.


La época dorada


Entre el 2008 y 2015, el lugar experimentó su mayor auge. Era un punto de encuentro para familias, empresarios y turistas, con un menú que mezclaba cocina mediterránea y veracruzana: callos a la madrileña, pulpo a la veracruzana, lengua encabellada y la célebre paella valenciana. Usando como lema publicitario “Pa’ ellas del Atracadero”, se convirtió en un punto icónico, junto a su cava, considerada la más grande del norte del estado. Durante eventos como la Copa Mundial de Sudáfrica 2010, este recinto se convertía en una fiesta colectiva, donde el futbol, el vino y el río se entrelazaban.


El silencio del Atracadero


A partir de 2016, el esplendor del establecimiento se apagó. Problemas personales del dueño devinieron en el cierre del restaurante, cuya estructura flotante quedó varada frente al malecón. El tiempo y la humedad causaron daños a la madera, no obstante, aún conservaba su imponencia. En años recientes, fue repintado y ofrecido en renta o venta, manteniendo intacto su letrero, como esperando regresar a la vida.


La noche en que el río se lo llevó


El 10 de octubre de 2025, luego de las torrenciales lluvias y el desbordamiento del río Tuxpan, los amarres con los que El Atracadero permanecía anclado terminaron cediendo y fue arrastrado por la corriente. Flotó río abajo sin motor ni luces, hasta desaparecer sin rumbo en las aguas del Golfo de México. Pero días después, pescadores locales hallaron parte de la estructura frente a Alvarado, mientras que la sección principal apareció días más tarde a la altura de Sontecomapan, en el municipio de Catemaco.

Así fue hallado el restaurante
Así fue hallado el restaurante “El Atracadero”. / Foto : Oliveros Felipe Felipe


Así pues, el 15 de octubre, videos mostraron una parte del restaurante siendo remolcada hacia el puerto de Alvarado. Para Tuxpan, fue como si el mar les devolviera un recuerdo: la vuelta simbólica de un ícono que, luego de una travesía de casi dos décadas, reafirmó que el río no solamente se lleva las cosas, sino que también las regresa cuando la ciudad necesita recordar su identidad.