En política exterior, cuando Donald Trump se relaciona con otros –aliados y adversarios por igual– que son sustancialmente más débiles que él, no es transaccional, es depredador.

¿Qué va a decidir Donald Trump en los siguientes días a propósito de los aranceles de 25 por ciento que pretende imponer a los productos importados de México y Canadá?

Nadie lo sabe bien a bien.

Algunos piensan que, debido a que los mercados se han mantenido relativamente tranquilos, están dando por hecho que algo sucederá para que no se apliquen nuevamente.

El razonamiento es que si existiera la posibilidad real de que eso sucediera, no tendríamos un tipo de cambio de 20.46 pesos por dólar sino mucho más elevado.

Otro argumento señala que la amenaza de los aranceles es efectiva en tanto que siga siendo amenaza. Pero si los aplica y la amenaza se convierte en realidad, dejará de serlo, y por lo tanto ya no servirá como un mecanismo para conseguir otros objetivos en materia de migración y combate al tráfico de fentanilo.

Como aquí le hemos expresado con frecuencia, Trump no siempre actúa con racionalidad.

Le comparto el más reciente análisis de Ian Bremmer, fundador de la consultora Eurasia, sobre el Trump de este nuevo mandato. Me parece que algunos conceptos pueden ser de gran utilidad (los subrayados son míos).

“Existe la idea de que Trump es un presidente transaccional, fundamentalmente un negociador. Eso no es del todo cierto. Trump es transaccional cuando está limitado, cuando se enfrenta a contrapartes que considera poderosas. Ese fue de hecho el caso durante la mayor parte de su primera administración y definió sus interacciones la mayor parte del tiempo.

“Pero la segunda presidencia de Trump es otra historia. En política exterior, cuando Trump se relaciona con otros –aliados y adversarios por igual– que son sustancialmente más débiles que él, no es transaccional, es depredador … el “trato” es unilateral: ya sea en los negocios o en la geopolítica, es la ley de la jungla en su núcleo”.

Sigue más adelante.

“Trump es más transaccional cuando trata con China, que tiene un liderazgo fuerte, la única economía cercana en tamaño a la de Estados Unidos y un alcance militar cada vez más dominante en Asia. También es más transaccional con los principales aliados de EU en Asia, dado su enfoque en mantener un frente fuerte contra China allí. Trump es más transaccional con Vladímir Putin, debido al control interno del presidente ruso y la enorme consideración de Trump por el poder militar y las fuerzas nucleares. Y Trump es transaccional con los europeos en el comercio, donde actúan con una fuerte coordinación y un poder aproximadamente en línea con el de los estadounidenses.

“Pero cuando Trump trata con los europeos sobre cuestiones de defensa, el enfoque transaccional es innecesario: Trump cree que EU debería escribir las reglas y los europeos deberían aceptarlas o estarán en problemas. Lo mismo ocurre con los principales socios comerciales de EU, Canadá y México, donde EU tiene mucho más poder. Eso quedó en evidencia con el acuerdo sobre recursos naturales que el secretario del Tesoro de EU, Scott Bessent, presentó a Ucrania (y le dijo al presidente Volodímir Zelenski que lo firmara o de lo contrario, se iría), que el presidente ucraniano rechazó por “colonial”. (Ahora ya cambió)

Pregúntenle a los mexicanos y canadienses si creen que el presidente estadounidense es transaccional. O a los daneses, alemanes y panameños, para el caso. Ni lo más mínimo. Le tienen miedo porque temen no ser capaces de negociar un acuerdo justo y sustentable dada la posición de poder de Trump”.

Termina Bremmer esta parte de su análisis con la siguiente consideración.

“La presidencia de Trump ha pasado de ser fundamentalmente transaccional a ‘revolucionaria’ en el país y depredadora en el extranjero. Todo esto hace que Trump 2.0 sea mucho más disruptivo que lo que hemos visto antes. Convierte a EU en el principal impulsor de la incertidumbre geopolítica en todo el mundo”.

No nos vayamos a equivocar ni a confundir. A Trump no lo van a asustar los arranques nacionalistas, ni lo vamos a convencer con argumentos meramente racionales.

¿Estamos preparados para mostrar poder?

Pareciera que si queremos llegar a algún acuerdo, será ese, el del poder, el lenguaje que habrá de entender el presidente norteamericano.