Alrededor del 70 por ciento de los jubilados hidrómilos fallecen a causa de enfermedades crónicas degenerativas, principalmente afecciones relacionadas con la diabetes, la hipertensión y los padecimientos renales.
Estas condiciones no solo deterioran la calidad de vida de los ex trabajadores paraestatales, sino que terminan por causarles la muerte tras años de complicaciones acumuladas.
De acuerdo con información médica y testimonios cercanos a pacientes, los infartos y las fallas renales son algunas de las principales causas de defunción en este sector de la población, cuya etapa de retiro suele estar marcada por el sedentarismo, el abandono de hábitos saludables y la ausencia de actividad física, lo que agrava aún más el deterioro corporal.
EJERCICIO
La falta de ejercicio, dieta adecuada y seguimiento médico preventivo acelera el avance de estas enfermedades, generando un desgaste progresivo que los sistemas de salud solo enfrentan con atención paliativa o tratamientos tardíos.
Un porcentaje menor de los jubilados pierde la vida por enfermedades como el cáncer, mientras que los fallecimientos por accidentes o hechos violentos representan una proporción mínima. Sin embargo, el patrón dominante es claro: los males derivados de un estilo de vida poco activo tras el retiro son la principal causa de muerte entre los ex trabajadores.
Este panorama deja en evidencia la necesidad de implementar programas preventivos y de bienestar dirigidos específicamente a los jubilados, para mejorar su calidad de vida y alargar su esperanza de vida tras el retiro.