El eco de los rezos en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús se apagó, solo desde la banqueta de la avenida 20 de Noviembre se escucha un incesante golpeteo de un martillo industrial que levantan las losetas del piso.

La iglesia, que había sido testigo de generaciones de fieles, comenzó su proceso de demolición tras 70 años de recibir las oraciones y plegarias de los fieles católicos.

Las veladoras, que iluminaban los altares repletos de flores y ofrendas, hoy solo proyectan su luz sobre el vacío; las imágenes religiosas fueron cuidadosamente retiradas, y el espacio donde sacerdotes celebraban misa ahora es ocupado por albañiles que remueven las piezas de mármol de la mesa eucarística. Entre los objetos que permanecen dentro del templo, es un cuadro de ´La Última Cena´, apoyado en una pesada urna de limosnas, un objeto tan robusto que sería difícil moverla incluso para tres personas. Dos candelabros siguen colgando en sus sitios, casi como únicos elementos de lo que alguna vez fue un santuario rebosante de vida espiritual.

En un rincón, la imagen de la Virgen de Guadalupe junto a San Juan Diego se mantiene fija, como si vigilara cada golpe de marro y martillo, además de quienes con carretillas cargadas de escombros tratan de avanzar con los trabajos.

Aunque la capilla ha cerrado sus puertas, la feligresía cruza el atrio persignándose con la esperanza que la nueva obra estará concluida en el 2027.

La demolición de la parroquia representa un momento de tristeza al observar como su templo desaparecerá en los próximos días, este espacio que durante décadas albergó sus oraciones y celebraciones será reconstruido, devolviendo con ello la vida a una iglesia que ha sido el corazón espiritual de Las Choapas.