Arabia Saudí, a través de su Fondo de Inversión Pública (PIF), ha liderado la segunda mayor adquisición en la historia del sector al comprar Electronic Arts (EA) por 55.000 millones de dólares. El consorcio, que incluye también a Silver Lake y Affinity Partners, transforma a EA de una empresa pública a una privada, retirando sus acciones del mercado. La operación ya ha sido aprobada por todas las partes y se espera que se cierre durante el primer trimestre del año fiscal 2027, siempre que no se presenten objeciones regulatorias similares a las que enfrentó Microsoft al adquirir Activision Blizzard.
Electronic Arts (EA). Fuente: Archivo
Esta compra no es un movimiento aislado. Arabia Saudí ha mostrado en los últimos años un interés creciente por el mundo del entretenimiento digital, con inversiones en compañías como Capcom, SNK y Nintendo. A través de iniciativas como Qiddiya, el país ha demostrado una estrategia clara: posicionarse como un actor dominante en la economía del entretenimiento. Con EA, el PIF no solo adquiere sagas deportivas como EA Sports FC, Madden y UFC, sino también franquicias icónicas como Los Sims, Apex Legends y Dragon Age, abarcando un espectro amplio de jugadores y géneros.
Electronic Arts (EA). Fuente: Archivo
LOS DETALLES DE LA HISTÓRICA COMPRA
Uno de los puntos que más ha llamado la atención es que esta adquisición constituye la mayor inversión privada en efectivo de la historia del sector. EA continuará con su sede en Redwood City, California, y su CEO Andrew Wilson se mantendrá en el cargo. Wilson ha celebrado la compra como un reconocimiento al talento de los equipos de EA y ha prometido seguir ampliando los límites del entretenimiento interactivo. Sin embargo, detrás del optimismo institucional, surgen dudas sobre el futuro creativo y financiero de la compañía bajo esta nueva estructura.
El financiamiento de la operación —36.000 millones en capital más 20.000 millones en deuda— podría tener consecuencias importantes. A menudo, este tipo de compras generan presiones internas para maximizar beneficios y acelerar la recuperación de la inversión. En ese contexto, los analistas ya anticipan posibles recortes de personal, reestructuraciones internas e incluso el cierre de estudios. El historial del PIF en otras compañías también sugiere una estrategia de control financiero estricto, lo que podría traducirse en despidos masivos y un enfoque aún más agresivo en microtransacciones.
Las preocupaciones se extienden también a la experiencia de los jugadores. Voces como la del periodista Jason Schreier advierten que esta operación podría intensificar prácticas polémicas como los micropagos invasivos, sobre todo en títulos como EA Sports FC o Los Sims, que ya han sido señalados por su modelo de monetización. Además, el hecho de que el PIF sea propietario de Scopely —empresa detrás de juegos móviles conocidos por sus sistemas de pago agresivos— aumenta el temor de que este tipo de modelos se exporten al catálogo principal de EA. El futuro de la empresa, ahora más que nunca, dependerá del equilibrio entre ambición financiera y respeto por la comunidad gamer.