Edgardo Camilo Antonio, un religioso con más de 20 años de servicio sacerdotal decidió el martes 5 de agosto por la mañana, despedirse de su feligresía en la parroquia de San Pedro, de la comunidad de Sontecomapan, Catemaco, para tomar el día pues se reuniría en El Nigromante, comunidad de Playa Vicente, con sus compañeros de generación y condiscípulos, poblado al que arribó poco antes del medio día.

Era un momento que aprovecharía también para convivir con sus familiares en Nueva Ixcatlan, una congregación playavicentina del cual partió alrededor de las diez de la noche, acompañado de tres personas más con los que había realizado el viaje.

Había decidido tomar la ruta más corta para regresar a Catemaco, cruzar por San Juan Evangelista, Acayucan y Hueyapan de Ocampo, viajando gran parte de la noche y madrugada del miércoles. Era un trayecto conocido para El y por eso, la confianza.

Manejando una camioneta suya, adquirida durante las dos décadas de servicio y pese a las llamadas de prevención que habían sido emitidas ante la fuerza de la onda tropical número 20, la tormenta lo sorprendió en el trayecto.

Esa noche fresca por las lluvias, en la Diócesis de San Andrés Tuxtla, se preparaba la celebración del jubileo de los diáconos en La basílica nuestra señora del Carmen de Catemaco, que encabezaría el miércoles por la mañana el obispo de la Diócesis de San Andrés Tuxtla, José Luis Cantó Sosa.

Quedó atrapado en su unidad

Poco luego de la media noche del martes 5 de agosto y ya en los primeros minutos del miércoles 6; el padre Edgardo se encomendaba a Dios y a su hijo Jesús porque las fuertes lluvias complicaban la visibilidad del camino, habían cruzado ya escurrimientos sobre la carretera hasta que uno de ellos lo arrastró hacia un canal a orillas del camino Juanita-La Lima. Los acompañantes del sacerdote pudieron abrir las puertas y salir pero el párroco intentó controlar la unidad y quedó atrapado en ella.

Los gritos de desesperación en busca de auxilio se perdieron en la oscuridad de la noche. A las 3 horas del miércoles 6 de agosto, la dirección municipal de Protección civil de San Juan Evangelista, tuvo conocimiento de lo sucedido y de la trampa en que había caído el religioso y sus acompañantes. Los sobrevivientes fueron atendidos de inmediato y la búsqueda de rescate del sacerdote inició.

Mantenían la esperanza

La noticia llegó hasta San Andrés Tuxtla al obispo José Luis Canto Sosa, a las diez de la mañana, previo al inicio de la misa del jubileo de los diáconos en La basílica nuestra señora del Carmen, el reporte era que se desconocía el paradero del Padre Edgardo, quien había caído a un río con todo y camioneta.

La celebración católica no se detuvo, se tenía la esperanza de que el padre Edgardo apareciera sano y salvo. Todo estaba en manos de Dios

El reporte al obispo llegaría al medio día, se había localizado la camioneta del Padre Edgardo, destrozada por la fuerza del agua, pero de él no había rastro. La esperanza se mantuvo latente hasta las 2:00 PM, cuando se encontró un cuerpo sin identificar cerca del vehículo.

Tres horas después, la confirmación llegó, fría y definitiva: el cadáver recuperado era el del Padre Edgardo Camilo Antonio.

El pasado 4 de agosto, Edgardo, había recibido felicitaciones por el día del sacerdote.

¿Quién era el padre Edgardo?

Edgardo Camilo Antonio es de origen indígena de Oaxaca. Su vida misionera lo llevó a migrar a Veracruz para seguir su vocación de servir a los demás mediante la guía religiosa.

Estaba a punto de graduarse como licenciado en teología pastoral a través del Consejo Episcopa Latinoamericano (CELAM) con sede en Colombia.

Era originario de San José Independencia, Oaxaca, nació el 12 de octubre de 1978, hijo de los señores Tomás Camilo e Isabel Antonio. Contaba con aproximadamente 20 años de servicio sacerdotal en la Diócesis de San Andrés Tuxtla. Fungió como párroco de las parroquias de Santiago Apóstol en Santiago Xochiapan y Santiago Apóstol en Aguilera, congregación de Sayula de Alemán.

También fue por un corto tiempo Vicario de la Parroquia Santiago Apóstol en Santiago Tuxtla y actualmente era párroco de la Parroquia San Pedro Apóstol en Sontecomapan, en el municipio de Catemaco.

Así mismo era el encargado a nivel Diocesano de los Ministerios Laicales y estudiante en la CELAM, sede Colombia, dónde estaba por titularse como Licenciado en Teología Pastoral.

Sus restos fueron serían llevados a su tierra natal en Oaxaca, y la Diócesis ha pedido a los párrocos de la jurisdicción, una misa por su eterno descanso en cada una de las parroquias, decretando así, día de luto.