Tras meses de tensas negociaciones y enfrentamientos internos, el Congreso de Estados Unidos controlada por los republicanos aprobó el jueves, por 218 votos a favor y 214 en contra en la Cámara de Representantes, el megaproyecto de ley que concentra gran parte de la agenda nacional del presidente Donald Trump, enviándolo a su escritorio justo antes de la fecha límite autoimpuesta para el 4 de julio.

La votación concluyó un proceso de más de cuatro meses, marcado por fuertes divisiones ideológicas entre la Cámara Baja y el Senado. A última hora, solo dos representantes republicanos, Thomas Massie (Kentucky) y Brian Fitzpatrick (Pensilvania), se mantuvieron en contra. El resto cedió ante las presiones personales de Trump y del presidente de la Cámara, Mike Johnson (Luisiana).

El paquete de 887 páginas extiende los recortes fiscales de Trump de 2017, reduce temporalmente los impuestos sobre las propinas, impone impuestos del 1% a las remesas y el pago de horas extras, aprueba cientos de miles de millones de dólares para el ejército y su plan de deportación masiva, y lo financia parcialmente con drásticos recortes a Medicaid y la ayuda alimentaria. Incluye una reducción estimada de 930 mil millones de dólares en Medicaid, rompiendo su promesa de no recortar el programa.

El miércoles por la noche, un grupo de republicanos reticentes bloqueó la votación de procedimiento, paralizando el proceso durante horas. Sin embargo, Trump y Johnson, con llamadas hasta la 1:00 de la madrugada del jueves, lograron convencerlos. Según fuentes cercanas a la llamada, Trump prometió implementar agresivamente las disposiciones más conservadoras de la ley, como la eliminación gradual de créditos fiscales a energías limpias y nuevas restricciones a Medicaid.

“Realmente no duerme mucho”, dijo Johnson sobre Trump, destacando su intensa participación para asegurar los votos.

Los republicanos recurrieron a Trump con frecuencia. El representante Tim Burchett (Tennessee) señaló: “Si el presidente Trump y el vicepresidente Vance no se hubieran involucrado en el momento en que lo hicieron, no se habría aprobado”. Durante todo el proceso, los republicanos recordaron el temor político a ser atacados públicamente por Trump. “Simplemente le temen a Trump y a las represalias”, dijo Massie a la cadena NBC antes de la votación final.

En la llamada de la madrugada, Massie sugirió a Trump dejar de atacarlo, según una fuente, antes de cambiar su voto de no a sí en la votación clave de procedimiento.

El rol del Senado y la resistencia demócrata

El martes, el Senado había aprobado el proyecto 51-50, con el voto de desempate del vicepresidente J.D. Vance. Los únicos senadores republicanos que votaron en contra fueron Rand Paul (Kentucky), Thom Tillis (Carolina del Norte) y Susan Collins (Maine). Los republicanos utilizaron el proceso de “conciliación presupuestaria” para evitar el filibusterismo y aprobar la ley con mayoría simple.

Todos los demócratas votaron en contra, calificando el proyecto de ley como un beneficio fiscal para los ricos financiado con recortes que afectarán a la clase trabajadora. El líder de la minoría, Hakeem Jeffries (Nueva York), protagonizó un discurso maratónico de 8 horas y 44 minutos para retrasar la votación. “Intentan imponer este proyecto de ley al amparo de la oscuridad”, criticó.

El proyecto de ley aumentará la deuda nacional en 3.3 billones de dólares en la próxima década. La Oficina de Presupuesto del Congreso calcula que las pérdidas de ingresos (4.5 billones de dólares) superan ampliamente los recortes de gastos (1.2 billones). Además, eleva el techo de la deuda en 5 billones de dólares. Aunque Trump prometió no recortar Medicaid, la ley reducirá este programa en casi un billón de dólares y se prevé que 11,8 millones de personas pierdan su seguro médico. También elimina incentivos fiscales para la energía limpia, afectando a distritos republicanos que se beneficiaban de esos programas.

“Es el mayor logro legislativo del partido desde enero”, declaró un alto funcionario republicano, mientras los demócratas prometen usar el impacto de la ley como bandera en las elecciones intermedias de 2026, con encuestas mostrando su impopularidad.

El nacimiento del “Gran y hermoso proyecto de ley”

Los republicanos comenzaron a planificar este paquete en marzo de 2024 durante su retiro en el Greenbrier Resort, Virginia Occidental, donde debatieron cómo consolidar toda la agenda de Trump en un solo texto legislativo. Originalmente se llamaría “Ley de un Proyecto de Ley Grande y Hermoso”, pero los demócratas eliminaron ese título por no ser de naturaleza presupuestaria.

El nombre oficial es ahora: “Ley para la reconciliación de conformidad con el título II de la Resolución Constitucional 14 de la Cámara de Representantes”. Trump firmará el proyecto este 4 de julio, marcando un antes y un después en su presidencia, a costa de profundizar las divisiones internas y externas de su partido.