Los migrantes que viven en Estados Unidos tienen una tasa de encarcelamiento 50% menor que los nacidos en ese país, lo cual significa que su presencia no aumenta las tasas de criminalidad.
De acuerdo al estudio Tasas de encarcelamiento de inmigrantes ilegales, 2010-2023: Demografía de los inmigrantes encarcelados, publicado este año por el Instituto Cato, en 2023 fueron encarcelados un millón 617 mil 197 estadunidenses nativos, mientras que de migrantes irregulares la cifra fue de 67 mil 813 y para extranjeros regulares de 58 mil 515.
Es decir, si estos números se miden por cada 100 mil habitantes de cada grupo poblacional, resulta que la tasa de encarcelamiento para los nativos es de mil 221, para los migrantes irregulares es de 613 y para los regulares de 319.
Estadunidenses, con mayor posibilidad de ser detenidos
“Los inmigrantes indocumentados (sic) tienen la mitad de probabilidades de ser encarcelados que los estadunidenses nativos. Los inmigrantes legales (sic) tienen un 74% menos de probabilidades de ser encarcelados que los estadunidenses nativos”, señala el documento.
Incluso, si se descontaran las personas detenidas sólo por violaciones migratorias y no por haber cometido delitos violentos o contra la propiedad, la cifra se reduciría aún más.
“Un porcentaje considerable del público estadunidense cree que la inmigración aumenta la delincuencia y que los inmigrantes irregulares contribuyen desproporcionadamente al problema. Sin embargo, la evidencia presentada aquí muestra que tienen tasas de encarcelamiento más bajas que los estadunidenses nativos”, agrega.
Con la información más reciente disponible, los investigadores encontraron que en las ciudades santuario, los crímenes no son estadísticamente más altos que en donde se aplica con más rigor la política migratoria. Incluso, hay evidencia de que los delitos disminuyen.
“Nuestra investigación también es consistente con el trabajo que encuentra que las tasas de criminalidad o bien no aumentan de manera estadísticamente significativa cuando los estados crean jurisdicciones santuario que limitan el alcance de la aplicación de la ley migratoria, o bien, que las tasas de algunos delitos en realidad disminuyen, lo cual es contrario a lo que esperaríamos si los inmigrantes irregulares fueran más propensos a delinquir que el resto de la población”, destacó.
Contradicción con discurso de Trump
Los hallazgos en el informe contrastan con el discurso y la política migratoria aplicada en el segundo mandato de Donald Trump en la Casa Blanca. Desde que fue candidato, una de sus principales banderas ha sido frenar la migración irregular por los daños que causan en su país los extranjeros sin documentos.
El miércoles 11 de junio, estuvo en México el subsecretario del departamento de Estado, Christopher Landau, quien entre otros temas, llegó con la encomienda de promover la importancia de “erradicar la migración ilegal”, la cual se encuentra en el centro del debate público debido a las redadas que se están realizando en Los Ángeles contra la comunidad latina.
En cuanto al origen de los migrantes regulares encarcelados, los originarios de Oceanía son los que registran las tasas más altas seguidas de los latinoamericanos. En cuanto a los que están de forma irregular en Estados Unidos, los de Latinoamérica están a la cabeza.
Los investigadores explicaron que para hacer más preciso el estudio, se limitó el análisis de la población a personas entre 18 y 54 años, esto para descartar a presos en centros de salud mental o jubilados.
“Pocos presos son menores de 18 años, muchos en centros de salud mental son menores de edad y muchos de los mayores de 54 años se encuentran en instituciones de atención a la tercera edad. Además, pocos inmigrantes irregulares son personas mayores, mientras que quienes se encuentran en instituciones de atención a la tercera edad suelen tener más de 54 años”, concluyó.
Finalmente, señalaron en las conclusiones que una política general de deportación masiva dirigida indiscriminadamente a todos los inmigrantes indocumentados no reducirá las tasas de delincuencia ni la inmigración legal.