Rocío Nahle se reserva el derecho de admisión con el famoso “carón”.
Contraesquina Política.
Por: Fernando Martinez Plascencia.
Coatzacoalcos Ver., a 12 de octubre del 2024.
Es muy claro que lo que busque o haga el corrupto diputado local, Juan Javier Gómez Cazarín, no cuenta con el respaldo o apoyo político de la gobernadora electa, Rocío Nahle, es decir, su desesperación lo ha llevado a actuar por su cuenta, y eso en política es muy grave, es uno de los errores más infantiles que pueden cometer quienes se dedican a la política.
Como hiena, a pocos días de terminar sus días como diputado local, cargo en el que repitió 2 veces apoyado por el gobernador, Cuitláhuac García Jiménez, el famoso carón quiere seguir pegado a la ubre del presupuesto, y se mueve en la oscuridad como un Fouche cualquiera con tal de quedarse como delegado de los programas sociales del bienestar, cargo que actualmente ocupa Daysi Ludmila Martinez.
Juan Javier Gómez Cazarín es un personaje que ha abusado del Poder en todas sus formas, sus negros antecedentes llevaron a la gobernadora electa de Veracruz a sacarlo de su círculo más cercano, a reservarse el derecho de admisión por la gran cantidad documentada de los abusos y excesos que cometió como líder del congreso local, su ambición por acumular fortuna no son cosa menor y obran en voluminosos expedientes que tarde o temprano pasarán a otra instancia.
Tal posición-la de los programas sociales-depende directamente de la Presidenta, Claudia Sheimbaum, una mujer que también conoce de política, darle esa oposición a uno de los personajes más corruptos de la última década, es darle manga ancha para sumir en el fango de las cloacas al pretendido proyecto del Segundo Piso de la Transformación.
Ceder dicho cargo es terminar de destruir en Veracruz aquello de “no mentir, no robar y no traicionar”, un eslogan que el famoso “carón” ha pisoteado como ha querido.
Es claro que Rocío Nahle no quiere nada que tenga que ver con este corrupto personaje, su imagen como jefa política en el Estado se derrumbaría si es impuesto en tal cargo pese a estar en contra, sería una muy mala señal, demostraría qué a la presidenta no le importa lo que diga o piense su amiga la gobernadora electa.
Este es el punto más importante que quiere aprovechar el indeseable personaje; mientras Rocío Nahle sea la gobernadora electa, puede moverse en libertad, por ello su desesperación, sabe que tiene los días contados, una vez que tome protesta habrá llegado a su fin su deseo mezquino de seguir enriqueciéndose a costa del dinero de los ciudadanos.
De todos es sabido que Juan Javier Gómez Cazarín lucró con los recursos económicos del congreso del Estado, manejo cientos de millones de pesos a su antojo y libre albedrío, desde su posición como líder se hinchó de dinero a través del chantaje contra aquellos presidentes municipales a los que no les “salían” las cuentas, y que para solventarlas tenían que mocharse.
Hizo de los portales de noticias otra fuente de sus innumerables ingresos millonarios, a través de terceros sigue cobrando sumas millonarias, llevó a cabo obra pública por los municipios del sur, especialmente en Hueyapan de Ocampo, donde impuso a su papá como presidente municipal, y ahora pretende dejar a otro hermano en el mismo cargo como si estuviéramos bajo una monarquía.
¿Esto es lo que quiere la presidenta de la República, Claudia Sheimbaum, no le ha bastado el desastre que Veracruz ha tenido que aguantar con Cuitláhuac García Jiménez?
Juan Javier Gómez Cazarín es la peor imagen de la enorme corrupción en Veracruz, es el reflejo mismo de un Javier Duarte, el ex gobernador internado en un cereso de la Ciudad de México, quien en comparación con este sinvergüenza resulta un niño de pecho. De ese tamaño, y todavía quiere más.
Es tiempo de Mujeres, dicen. ¿será?

