Durante las últimas semanas, el mal tiempo ha predominado en la región costera de Agua Dulce, con lluvias constantes y fuertes vientos que han elevado el riesgo de incidentes marítimos.
En este contexto, pescadores, restauranteros y habitantes de las comunidades cercanas han reportado el paso constante de lanchas frente a la costa, específicamente en la congregación de Tonalá y el ejido El Tortuguero, lo que ha despertado preocupación por la posibilidad de una nueva tragedia.
Desde los primeros rayos del sol, es común escuchar y observar embarcaciones cruzando a cierta distancia de la costa, navegando en paralelo hacia el oeste con dirección al puerto de Coatzacoalcos.
Según testimonios, el tránsito de estas lanchas es diario, incluso bajo las adversas condiciones meteorológicas que podrían provocar el naufragio de alguna de estas embarcaciones, como ocurrió en mayo de 2022, cuando un accidente frente a las costas de Tonalá dejó un saldo de tres personas fallecidas y varios desaparecidos, todos ellos migrantes centroamericanos.
PIDEN VIGILANCIA DE LA MARINA
A pesar de que la congregación de Tonalá cuenta con un puesto administrado por la Secretaría de Marina Armada de México, no se han implementado operaciones visibles que busquen detener o controlar el paso de estas embarcaciones.
La falta de acciones preventivas preocupa a los pescadores locales, quienes han señalado que el fuerte oleaje y las ráfagas de viento actuales representan un peligro inminente para cualquier embarcación que no sea maniobrada con pericia.
“Sabemos que estas lanchas buscan evitar retenes en la carretera, pero no siempre logran calcular los riesgos del mar. Si el tiempo sigue como está, no tardará en registrarse otra tragedia”, mencionó uno de los pescadores de la zona que prefirió mantenerse en el anonimato.
El aumento en la actividad de estas embarcaciones ha generado inquietud entre la población, quienes demandan mayor vigilancia y medidas de seguridad marítima para evitar una nueva desgracia en esta franja costera.
Mientras tanto, los habitantes de la región permanecen alertas, observando desde la costa cómo estas lanchas continúan su curso bajo condiciones climáticas adversas y sin que se realicen acciones para detenerlas o proteger a quienes viajan en ellas.