Este viernes se ha reportada la aparatosa caída que sufrieron cinco voladores de Papantla de una altura de 10 metros, cuando colapsó la estructura de donde se sujetaban mientras realizaban su reconocida ceremonia en la comunidad El Águila, en el municipio de Tihuatlán, al norte del estado de Veracruz.

¿CÓMO PASÓ?

El accidente se suscitó en el marco de la festividad del Sagrado Corazón, cuando el Palo Sagrado se desplomó, provocando la caída de los danzantes ante la miraba de decenas de testigos, por lo que de inmediato solicitaron la presencia de las corporaciones de emergencia, quienes llegaron para atender a los lesionados, y trasladarlos a un hospital.

En videos que circulan en redes sociales se observa que poco después que los voladores iniciaron su ritual en la parte alta del madero, cuando ya giraban atados por los pies al lazo, la estructura se rompió, provocando que se precipitaran al suelo, y de inmediato las personas que observaban se acercaron para intentar de ayudar a los caídos, cubriéndolos con paraguas, echándoles aire con sombreros y abanicos.

Por su parte, la gobernadora de Veracruz Rocío Nahle García lamentó este accidente, y confirmó que 4 de los danzantes presentan algunas fracturas y golpes pero su estado de salud es estable son atendidos en el hospital en Poza Rica, sin embargo, el quinto volador es quien está más lesionado, por lo que ha sido trasladado al puerto de Veracruz para su atención inmediata.

Se viraliza dramática caída de voladores de Papantla en plena ceremonia | VIDEO

LA TRADICIÓN DE LOS VOLADORES DE PAPANTLA

La representación que llevan a cabo los voladores de Papantla, es considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y representa uno de los rituales más sagrados del pueblo totonaca.

El ritual establece que los danzantes deben subir a lo alto del palo, descender y girar 13 veces cada uno de ellos, que multiplicado por los cuatro voladores da como resultado el 52, número que simboliza el ciclo del Calendario Maya; este acto ha traspasado barreras tanto a nivel nacional como internacional.

A pesar de su profundo significado cultural, esta tradición enfrenta desafíos como la folklorización y la tala indiscriminada del árbol de chicozapote, utilizado para el ritual. No obstante, existen esfuerzos de preservación, como la creación de la Escuela de Niños Voladores, donde se enseña el simbolismo y espiritualidad del ritual a nuevas generaciones.