El miércoles 16 de julio un monstruo estadunidense de acero de casi cuatro mil toneladas de peso se instaló en aguas mexicanas del Golfo de México, a casi 22 kilómetros al oriente de Playa Bagdad, en el municipio de Matamoros, al noreste de Tamaulipas.
Y lo hizo sin permiso para operar.
Ese día la plataforma marítima identificada como LB Jill apareció sin ruido en el horizonte del océano. Bajo el sol de julio, su misión no era cualquiera: recuperar los restos de las aeronaves Starship 8 y 9, de la empresa SpaceX, propiedad del magnate Elon Musk.
De acuerdo con información a la que tuvo acceso MILENIO, la LB Jill ingresó a aguas mexicanas entre el 13 y el 16 de julio, tras haber atracado brevemente en el puerto de Brownsville, Texas.
El portal especializado NASASpaceflight.com, dedicado a la difusión de noticias relacionadas con el desarrollo de vuelos al espacio, reportó el 12 de julio que la plataforma había llegado al puerto de Brownsville desde Port Fourchon, Luisiana, “permaneciendo brevemente por una noche” antes de desplazarse hacia el sur para iniciar maniobras de recuperación en mar abierto.
La plataforma comenzó a operar frente a la costa de Tamaulipas, a una distancia de aproximadamente 11.5 millas náuticas de la línea costera, en aguas clasificadas como Zona Económica Exclusiva de México.
El mensaje de alerta
Registros del Sistema de Identificación Automática (AIS, por sus siglas en inglés), de la empresa estadunidense Spire –dedicada entre otros servicios al rastreo satelital de embarcaciones–, muestran que a partir del 16 de julio la LB Jill emitió un mensaje de advertencia en su señal electrónica: “Por favor, manténgase alejado 0.25 millas náuticas”, lo cual es considerado como un indicativo de operaciones submarinas o extracción de objetos pesados.
Iniciaba así una maniobra no autorizada para rescatar fragmentos de cohetes de SpaceX caídos tras pruebas fallidas.
El operativo permaneció activo hasta el martes 22 de julio. El domingo previo, la organización ambientalista Conibio Global, dedicada a la conservación de la biodiversidad, denunció la operación de la plataforma LB Jill en aguas del Golfo.
Durante un recorrido en altamar, Jesús Elías Ibarra Rodríguez, presidente de la agrupación, documentó el 20 de julio la presencia de la estructura marítima y detalló que para ese momento ésta ya había sacado del lecho marino parte de una de las naves de Elon Musk.
“Lo que vemos es parte del cohete, específicamente de los propulsores. Esta plataforma lleva tres días trabajando en México y no sabemos si tienen permisos para estar aquí”, señaló Ibarra en una transmisión grabada desde el sitio en altamar.
En respuesta, el miércoles pasado el secretario de Marina, Raymundo Pedro Morales, informó que la plataforma LB Jill ya había sido retirada de aguas nacionales y advirtió que la misma no tenía permisos para operar el rescate de los restos de las naves de Elon Musk.
“Es una plataforma que contrató la empresa SpaceX para recuperar los restos de algunas… Esa plataforma tuvo permiso de internación al país; (pero) no cumplió con los requisitos para poder trabajar y ya se retiró. Estamos viendo las sanciones que corresponde, porque hicieron algunos trabajos sin permiso, pero eso se va a presentar más adelante”, explicó el funcionario.
Estructura de tres patas
El miércoles, desde la orilla del canal de navegación del puerto de Brownsville, Texas, específicamente en el Muelle 8, sobresalía una estructura inconfundible: tres patas negras que se alzaban más alto que los barcos de carga.
En medio de ellas, una torre amarilla de grúa industrial coronaba el cuerpo flotante de acero gris.
Se trataba de la LB Jill, una plataforma autoelevable y autopropulsada, capaz de elevarse por encima del agua mediante el descenso de sus patas ancladas al lecho marino.
Había llegado a ese lugar el martes tras ser expulsada por el gobierno de México de aguas nacionales luego de ejecutar sin permiso maniobras de salvamento para recuperar piezas de las Starship, de SpaceX.
Ese día la LB Jill había arribado al puerto de Brownsville con una carga reportada oficialmente como “Rocket Parts–1 M/T” (una tonelada métrica de partes de cohete). La plataforma venía de operar mar adentro, a casi 22 kilómetros (11.5 millas náuticas) de la costa mexicana, muy cerca de la línea limítrofe de soberanía territorial.
El registro AIS, de la firma Spire, disponible en plataformas como MarineTraffic y VesselFinder, confirmó la operación: “La LB Jill partió de Port Fourchon el 8 de julio, permaneció estacionario en las coordenadas 24.86N-96.56O durante varios días y entró al Puerto de Brownsville el 22 de julio”.
Estas coordenadas coinciden con la zona donde se cree que cayó parte del propulsor B13 tras una prueba reciente. Este cohete es una de las piezas clave del sistema Starship, que SpaceX ha desarrollado para futuras misiones lunares y marcianas.
Según NASASpaceflight.com, el cohete pudo haber impactado el mar tras un fallo parcial durante un ensayo de separación y recuperación: “La evidencia sugiere que el B13 se hundió durante una prueba experimental frente a la costa mexicana. Su recuperación marca un hito crucial en la validación de los protocolos de recuperación en alta mar”.
El lunes, SpaceX informó justamente que uno de los propulsores de la Starship, sin especificar cuál, había sido recuperado del mar… “como las ruinas de una vieja civilización muerta”. Junto con el texto publicó una imagen de la LB Jill cargando un enorme trozo de metal color café.
Tecnología al servicio del espacio
La LB Jill, construida en 2014 y operada por Seacor Marine LLC, es una unidad de soporte diseñada para operaciones en aguas someras.
Cuenta con tres patas elevadoras, grúas con capacidad de hasta 500 toneladas y alojamiento para 148 personas. Su estructura completa tiene un peso bruto de tres mil 908 toneladas y una capacidad de carga útil de aproximadamente mil 526 toneladas métricas.
De acuerdo con fichas técnicas consultadas por MILENIO, esta plataforma está equipada con un helipuerto funcional capaz de recibir aeronaves de gran tamaño. Esta característica permite que técnicos, ingenieros o pilotos puedan abordar o abandonar la plataforma incluso en alta mar, sin necesidad de regresar a puerto.
Su sistema de posicionamiento dinámico (DP-2) y energía híbrida permiten mantenerla estable aún en condiciones climáticas complejas. “La LB Jill es especialmente adecuada para misiones de recuperación gracias a su capacidad de elevación, plataforma de trabajo elevada y cubierta de apoyo para helicópteros”, señala el catálogo técnico de Seacor Marine.
Diseñada originalmente para tareas de instalación de turbinas eólicas, mantenimiento de ductos submarinos o apoyo petrolero, la plataforma se ha convertido ahora en pieza clave en la recuperación marina de equipo aeroespacial.
De Brownsville al próximo destino
Tras su estancia en el puerto de Brownsville y tras ser expulsada de aguas mexicanas, la LB Jill zarpó nuevamente la tarde de este jueves rumbo a Port Fourchon, Luisiana, su base operativa habitual.
Su carga había sido entregada, mientras México evaluaba las consecuencias de su operación sin permiso