Pablo Aimar y su inesperado cariño por el himno mexicano
Pablo Aimar, figura histórica de la Selección Argentina y parte clave del cuerpo técnico que conquistó la Copa del Mundo en Qatar 2022, sorprendió al revelar su admiración por el himno nacional de México. En una entrevista, el exmediocampista contó cómo este himno lo motiva y lo conecta con la pasión de los aficionados mexicanos.
Un impulso emocional en los grandes escenarios
Aimar recordó que escuchar el himno nacional antes de los partidos internacionales es un momento cargado de energía y emoción. Relató que en el Mundial de México 86 y el de Italia 90, la conexión con el himno era tan poderosa que inspiraba a los jugadores a dar lo mejor en la cancha, incluso más allá del juego mismo.
Admiración por la pasión mexicana
Aunque nunca ha vivido en México, Pablo Aimar confesó que es fanático del himno mexicano. Se aprendió la primera parte de la letra debido a los múltiples enfrentamientos entre Argentina y México, y destacó el fervor de la afición mexicana, que siempre apoya con intensidad a su selección en los torneos internacionales.
“Mexicanos al grito de guerra”, un grito que impulsa
El exfutbolista mencionó que esa frase del himno mexicano es especialmente motivadora. Durante el Mundial de Qatar 2022, cuando Argentina enfrentó a México, el ambiente y la fuerza del himno fueron un empuje importante para el equipo, incluso en momentos complicados y con poco descanso.
La importancia del himno en la motivación deportiva
Para Aimar, el himno nacional no es solo un símbolo, sino un verdadero motor emocional que ayuda a los jugadores a elevar su nivel en el terreno de juego. Su respeto por el himno mexicano demuestra la dimensión cultural y deportiva que representa este tipo de símbolos en el fútbol.
Un vínculo que trasciende fronteras
El cariño de Pablo Aimar por el himno de México ejemplifica cómo el fútbol une y crea lazos entre países y personas, más allá de la competencia. Esta admiración habla de la pasión que genera el deporte y de cómo, en el Mundial, las emociones y símbolos nacionales cobran vida en cada partido.