Tras el presunto intento de asalto ocurrido el pasado domingo en la tienda Coppel de Agua Dulce, se ha puesto nuevamente en evidencia una omisión grave por parte de las grandes cadenas comerciales, la ausencia de seguridad física en sus instalaciones, a pesar de manejar altas sumas de efectivo y productos de alto valor.

En pleno centro de la ciudad, y a plena luz del día, al menos dos individuos ingresaron con intenciones de amagar al personal de cajas. Aunque no se detonaron armas ni se reportaron personas lesionadas, el caos generado por la sola amenaza fue suficiente para provocar el pánico entre los presentes y dejar a la vista la ausencia del personal de seguridad.

Lo preocupante, señalan ciudadanos y trabajadores, es que no es la primera vez que se evidencia la vulnerabilidad de este tipo de establecimientos. Coppel, por ejemplo, no cuenta con guardias visibles, ni dentro ni fuera de sus instalaciones, a pesar de albergar una sucursal bancaria propia, operar con efectivo, y comercializar desde electrodomésticos hasta joyería.

INCREIBLE

“Uno pensaría que al menos en la parte del banco habría vigilancia, pero ni eso. Es increíble que manejen tanto dinero y no tengan ni un vigilante de planta”, comentó una empleada que prefirió no revelar su identidad por temor a represalias.

A diferencia de bancos tradicionales, donde la presencia de elementos de seguridad privada es constante, en tiendas departamentales —y no solo Coppel— la respuesta ante situaciones de riesgo recae únicamente en el personal operativo, que no cuenta con formación para enfrentar emergencias de este tipo.

Hasta ahora, la empresa no ha emitido ningún posicionamiento público sobre el hecho ni sobre su política interna de seguridad, mientras que autoridades locales tampoco han informado si se ha reforzado la vigilancia en zonas comerciales tras el incidente.