“Por supuesto que voy a regresar a Venezuela. Lo más pronto posible”. Por si alguien tenía dudas, María Corina Machado las despejó durante sus intervenciones ante la prensa acreditada en Oslo: en su mente sólo está volver a su país, pese a la escapada de película protagonizada esta semana.

Una odisea casi imposible de ida y una aventura de destino incierto y con peligros multiplicados para la vuelta, en el caso de que sea para volver a la clandestinidad y no para tomar las riendas de un país liberado. El viaje por tierra desde Caracas a la costa caribeña, disfrazada y con peluca, junto a otros dos valientes, retrata lo que es la Venezuela de hoy: un país lleno de alcabalas (controles policiales, militares y de los cuerpos de inteligencia), usados habitualmente para dar matraca (extorsionar) y para hostigar a todo lo que suene a disidencia.

El Laboratorio de Paz ha certificado incluso que agentes chavistas buscan en los teléfonos móviles información sobre el Premio Nobel de la Paz para fustigar a los sospechosos. Los medios locales, bajo control del palacio de Miraflores, no han informado sobre el Nobel, más allá de insultos clásicos a través de sus influencers y bots.

Una nueva victoria política sobre la dictadura que considera “prófuga” a Machado, según adelantó hace días su fiscal general, Tarek William Saab. Los delitos por lo que sería acusada en caso de caer en manos de los agentes chavistas son terrorismoconspiracióne instigación al odio, un clásico en el manual revolucionario.

“Lo que viene ha comenzado muy bien, con mucha épica. A corto plazo, además de abrazar a su familia, a su equipo y a la gente querida, el primer paso es empezar a seguir y consolidar sumando apoyos a la causa que María Corina encarna. Y creo que va a ser muy poderoso, porque una cosa es un tuit o un zoom y otra es que la reciban gobiernos, autoridades de Europa y otras partes”, adelantó a EL MUNDO el analista Miguel Velarde.

La propia Machado desveló que se tomará unos días para recuperarse junto a su familia y para consultas médicas. Sobre su espalda no sólo pesan 12 años sin salir de Venezuela, 17 meses de clandestinidad y una doble campaña electoral histórica, primarias de 2023 y presidenciales de 2024. También el impacto emocional de ver cómo su equipo de trabajo, dirigentes de Vente Venezuela (su partido), de la Plataforma Democrática y personas de su círculo personal fueron encarcelados, se exiliaron o permanecen escondidos.

“Ella ha vivido durante mucho tiempo en mucha incertidumbre y eso no cambia en cuestión de horas. Las próximas horas son clave para ordenarse, para definir el rumbo, para medir los tiempos, que es parte del ordenamiento. Y hay variables que no dependen de ella, pero ahí entra el talento o el arte que ha demostrado que tiene de poder mirar hacia delante y actuar con orden, pero con flexibilidad de acuerdo con lo que vaya ocurriendo con las otras variables. Todo ellos con vistas a que su retorno, del que no hay duda, sea con el mayor impacto posible y con el mayor beneficio para la causa de la libertad de Venezuela”, añadió Velarde.

Pese a todo, la mujer de titanio no perdió la sonrisa y volvió a manejar los tiempos de sus intervenciones en Oslo. En cada una de sus palabras, un objetivo: “Convencer a los venezolanos de que volverá al país, de que su exilio no será permanente y, por tanto, mantener viva la expectativa de cambio”, descifró para EL MUNDO el politólogo Enderson Sequera.

Las variables vienen marcadas por Washington y por la Ofensiva Lanza del Sur, que pese a lo anunciado por Donald Trump todavía no ha comenzado sus ataques terrestres. La incautación en alta mar del petrolero Skipper, cargado con petróleo venezolano para abastecer al aliado cubano, supone un paso más en la presión estadounidense contra la dictadura chavista y su cártel de los Soles.

“Para María Corina es clave lograr reunirse con el presidente Trump en EEUU para terminar de estrechar lazos. Sería importante generar confianza sobre sus planes del día después, en el caso de que el despliegue militar derroque a Maduro”, apuntó Sequera.

Recapitulando, la principal clave, la más peliaguda, está en Washington, sobre todo porque por otro lado el tiempo parece agotarse. Entre los ex presidentes latinoamericanos que apoyan la causa democrática venezolana se cree que las próximas dos semanas antes de Navidad son “determinantes” para la caída del régimen bolivariano.

“Tengo la impresión que desde su punto de vista, su reto inmediato sería terminar de convencer al gobierno de EEUU a adelantar una campaña de presión y posiblemente operaciones militares que ayuden a lograr el objetivo de concretar la salida de Maduro del poder”, profundizó para este periódico el politólogo Mariano de Alba.

Un desafío que encaja con una misión diplomática de lo más compleja: “Convencer a los escépticos, en Europa y EEUU, de que una intervención militar en Venezuela para devolver la democracia es un hecho legítimo”, subrayó Sequera.

De Alba también apuesta por insistir, como alternativa, en una “campaña de presión internacional multilateral que ejerza diversos mecanismos de presión para tratar de convencer a quienes sostienen a Maduro en el poder que la solución es el reconocimiento de la voluntad popular del 28 de julio, y una negociación que defina los términos de la salida de Maduro y su Gobierno del poder y el comienzo de una transición hacia la democracia”.

La transición, tantas veces invocada y que de momento es un sueño para la gran mayoría de los venezolanos, es otro de los retos apuntados en la agenda de Machado. “Encabezado por ella, hay un equipo listo para una transición ordenada en Venezuela. Ese es el mensaje más importante que quieren mandar al mundo, porque quizá es donde se cierne la mayor duda, eso de que después del chavismo viene el caos, porque ellos han querido crear esa narrativa”, advirtió Velarde.

Un desafío tras otro antes de lo que sería el epílogo: coordinar su regreso a Venezuela. “La historia política de Venezuela está llena de exilios. De líderes que salen del país por la persecución y luego vuelven triunfantes. María Corina podría ser una de las páginas más gloriosas de esta historia llena de exilios y reencuentros”, sentenció Sequera.