Una lamentable y peligrosa escena se repite en el tramo carretero El Paralelo–Las Choapas, donde niños de corta edad son colocados por sus propios padres en medio del camino, con la intención de pedir monedas a los automovilistas que transitan por la zona.

Según se constató en recorrido por la vía, los menores permanecen de pie —y en ocasiones sentados en cubetas— en pleno asfalto, mientras los adultos, presuntamente sus padres, observan desde la orilla, sentados, sin hacer ningún esfuerzo físico ni mostrar intención real de reparar los baches que supuestamente justifican su presencia en el lugar.

“Uno de los niños estaba justo en medio de la carretera, entre el polvo y el paso constante de vehículos. Cualquier descuido, un conductor imprudente o distraído, y podríamos estar hablando de una tragedia”, comentó un automovilista que circulaba por la zona.

NECESIDAD

La escena es todavía más indignante al observar que el adulto responsable tiene a su lado una motocicleta de reciente modelo, lo que sugiere que el acto no responde a una necesidad urgente, sino a una forma de vida basada en la manipulación emocional y la exposición deliberada de un menor para despertar lástima y obtener dinero.

Este tipo de prácticas, además de estar moralmente cuestionadas, podrían constituir un delito, al tratarse de una forma de explotación infantil, según el marco legal vigente. La exposición de menores a zonas de alto riesgo, como una carretera federal, puede ser sancionada tanto por instancias del DIF como por autoridades judiciales.

Vecinos y automovilistas han solicitado la intervención urgente de las autoridades, tanto del sistema DIF como de Seguridad Pública, para frenar esta situación antes de que ocurra una desgracia.

El uso de niños para fines de mendicidad disfrazada no solo es inaceptable, sino que muestra el abandono de toda responsabilidad paterna. Y mientras algunos eligen descansar a la sombra, otros —aún sin tener edad para decidir— son lanzados al sol y al peligro, en nombre de una limosna.